La
ansiedad por el retorno y el desafío de antaño, la expectativa en la cantidad y
calidad de los participantes, la esperanza y el deseo por los nuestros, el
ruego y la plegaria por el clima benévolo, la cuenta y los números para que no
dejen lamentos, la lupa y la rigurosidad de los foráneos. Era demasiado, mucho,
para un mismo momento, en un mismo lugar, en un puñado de horas. Y se superó
todo, absolutamente todo, con creces. Gracias a Dios y a ese grupo de gente que
se cargó una tremenda responsabilidad al hombro y pasó con altura tamaño
acontecimiento.
El
Campeonato Argentino de Duatlón, como en los buenos viejos tiempos, aquellos
donde supo reinar el capitalino Fabián Guzmán y llevaba adelante la Agrupación
Rawsense de Pruebas Combinadas, volvia otra vez en casa. Para que todo no siga
siendo añoranza ni nostalgia o será que estoy viejo je…
Sábado
11, de un día espléndido (gracias Dios, por ser deportista, siempre). ¡¡Y nada
de viento, nada, tremendo!!!. Y ahí estaban, ellos y los nuetros, el Loncho y
Su; perdón la Dama de Evento y el resto je. Todos, como debería ser siempre,
siendo uno. Fabi dj’s pone el ritmo musical y la voz animadora. En cada
detalle, en cada rincón de ese segurísimo escenario que ganó el deporte que
lidia con la seguridad en la zona. El autódromo de la Asociación de Volantes
Mar y Valle de Trelew brinda tranquilidad a organizadores y participantes y
panorámica total de todos a los espectadores y prensa en general.
Primero,
a las 11 y monedas, los amateur, los que quieren llegar a ser o al menos probar
de qué se trata. Todo un gran aperitivo, una fina entradita para lo que vendrá,
el plato principal.
La
sintonía deportiva (105.3) está a full en cada sector del trazado automovilístico.
Salen al aire uno a uno nombre y apeliidos de los que trotan, pedalean y
vuelven a correr.
El
primer menú sale elaborado a la perfección, los de acá la rompen, brillan con
luz propia. Se viene el broche, se viene…
Junior
Mansilla, Jorge Costa, Marcelo Mansilla, podrán contra la profesionalidad de
varios del resto?. Aunque al resto les faltaba algo no menor en estos
menesteres: el respaldo y aliento sostenido, bien cálido, de todos nosotros,
que queríamos, por qué negarlo, que el campeón sea de acá, que tanto, qué
joder…
Y
a brillar mi amor, a rodar mi vida. Con lógica puera, Junior lidiando con
Benvenuto, Bravo, Sacco, ya que Marcelo y Costa, cada uno bien separado,
rápidamente quedaban solos en su soledad. En la inmensidad del circuito, sobresalían
Junior y su también solitaria lucha con los que venían a ser campeones
argentinos en la patagonia.
Cierta
paridad en el tramo de trote, aunque liviana ventaja para el rawsense. Quien
subió a la bici y comenzó a volar y volar, a acelerar, tanto que llegó a sacarles algo así como
casi dos minutos a quienes tenían las peores intenciones. Parecía fácil la
resolución. Parecía. Un derroche de categoría de Junior, marcando territorio en
su terreno. Seguía yo la carrera con la moto del Portugués Pereyra y mencionaba
que Junior se cortaba, marcaba tal diferencia que los demás parecían reducidos
a la nada. Pero el capitalino estaba puntero solo, tranquilo, holgado, pero
solito. Y comenzó la estrategia del quinteto perseguidor. Especulativa táctica,
pero válida al fin. Esos casi dos minutos se fueron desvaneciendo en cada
vuelta. Cada giro significaban 20 a 25 segundos menos en la brecha entre líder
y escoltas. La flia Mansilla se las vio venir, todos presagiábamos lo que no
queríamos presenciar. Junior, encima, mostraba gestor de dolor y preocupaba a
todos. Una molestia aparecía y aparecían como sombras, en su espalada, todos
los que hace rato estaban lejos, muy lejos. Ta tan, ta tan. Benvenuto y cia
crecían, Junior se desvanecía, se caía a pedazos. Se desmoronaba la ilusión, la
gran esperanza de todos. El relato de Radio Pop ya era angustioso porque el
nuestro era físico deshilachado, maltrecho, desfigurado por un rostro dolorido.
Y la bici era historia y Junior superado por ¡¡¡5!!. Chau, dijimos. Será para
uno de afuera, nomás.
Y
comenzó el último trote, la etapa final del Argentino de Duatlón, que volvía a
casa, Evento cumpliendo en todo pero sin la frutilla del postre, que ganara uno
de acá.
Pero
comenzó a cobrar vida propia, a brillar, otra figura de Junior, la que
conocíamos poco o nada. El hombre superando al talento. El corazón
sobreponiéndose al físico rendido. Las agallas, las garras disimulando la
escasa energía. Mayúscula, descomunal muestra de guapeza y coraje, puros huevos
nomás, Junior fue pasando rivales como si se trataran de postes clavados en el
medio del desierto patagónico. Absortos, petrificados, Benvenuto, Bravo y
demás, miraban pasar al rawsense que, estoico, gallardo, se había repuesto de
lo que era una contractura y consiguiendo respuestos y respuestas en lo
anímico, lograba recuperarse y recomenzar su faena líder y solitaria.
Así
como la Asociación Deportiva Evento Sport había alcanzado un aprobado en su
misión de recuperar y armar el Argentino de Duatlón por estas tierras, Eduardo
Junior Mansilla había reconquistado, como su coterráneo Fabián Guzmán, la
gloria máxima para la capital del Chubut y la zona misma.
Y
así como Loncho Carlos González Bonet tuvo coraje para levantar la mano ante la
Federación y traer lo que parecía ya solo un buen recuerdo, Junior fue todo
cojones para ganar lo que iba ganando con facilidad pero que luego parecía
perder en un abrir y cerrar de ojos.
Gracias,
aplausos, entonces, a quienes recuperaron lo perdido, y laureles, gloria y honor al triunfador,
porque al talento que le conocíamos, mostró también, y aquí es donde me ganó en
lo personal una dura pulseada, que tiene un par así de grandes….